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‘Somos Nosotros’: Mas Familias Hispanas Eligen a Educar en Casa

Liz Luevano y Beto Martínez, una pareja casada que vive actualmente en Oxnard, eran maestros en las escuelas públicas del Condado Ventura. Pero, cuando pensaron en el camino que deberían tomar para la educación de su hija, decidieron educarla en casa.

“Yo estaba completamente convencida cuando vi los beneficios que la educación en casa tiene en las familias con niños quienes ya habían pasado por la experiencia total de educación en casa y ahora están trabajando en campos diferentes, que tienen éxito y que son felices,” dice Liz, cuyos padres son de Jalisco, México. “Me sentía animada y sabía que era algo que quería para mis hijas. Lo mas que investigué, compré libros, y los leí, lo mas me decía, ‘Este, sí, es lo que vamos a hacer. Este, sí, es nosotros.’”

En aquel momento de decisión, Liz estaba enseñando en una escuela pública chárter, pero le molestaba mucho que su hija mayor regresaba a casa día tras día sintiendo enferma.

“Nos dimos cuenta de que por años que se enfermaba constantemente, pero no realmente conectamos todo,” dice Liz. “Estaba tan ocupada trabajando y me sentía como si nunca estuviera en casa y no prestaba mucha atención.”

Liz y Beto, cuya familia inmigró desde Michoacán, finalmente concluyeron que los problemas de salud de su hija fueron relacionados con las docenas de vacunas que son requeridas para asistir a las escuelas públicas. En aquel momento, la pareja “no sabía que la escuela en casa fue una opción” hasta que empezó a seguir en las redes sociales otras madres que educaron a sus hijos en casa. Y, a ella, le gustó mucho lo que vio.

“Leí todo que pude encontrar. Pasé horas y días investigando,” continúa ella.

Cuando su empleo terminó en 2017, ella estaba lista para aprovechar de este cambio y dar un chance a la escuela en casa—pero la familia enfrentó obstáculos gigantes.

“En el principio, tuvimos mucho miedo, especialmente porque mi esposo estaba terminando con su programa de credencial para convertirse en profesor, así que mi salario fue la fuente principal de ingresos,” dice Liz. “Sobrevivíamos con los préstamos y tarjetas de crédito por un tiempo, nos sentimos como si estuviéramos fracasando. Fácilmente, pudiera haber dicho, ‘Voy a buscar otro trabajo,’ y el pensamiento estaba en mi mente, pero al mismo tiempo, tenía un nuevo enfoque de encontrar lo que estaba pasando con mi hija.”

Finalmente, le dijo algo a Beto. “No voy a regresar a trabajar. No sé que haremos, pero este es más importante que cualquier otra casa ahora.”

“Tenía un poco de miedo,” confesó Beto con una risa. “Pensé, ‘Wow, ¿qué vamos a hacer? Un solo ingreso, en California—es tan caro y es muy difícil con un solo salario.’ Pero, lo tomé un día a la vez, y me dije, ‘¿Sabes qué? Este es el mejor para nuestra familia y nuestras hijas—para su mamá estar en casa con ellas.’ Pero, tenía mucho miedo de no saber que iba a pasar en el futuro.”

Los estudiantes de la educación en casa representan casi 7% de todos los estudiantes de K-12 en los Estados Unidos en 2020-2021, según el Instituto de Investigación Nacional del Hogar, y un estudio nacional citado por el Departamento Nacional de Educación en 2019 mostró que 41% de los estudiantes de la educación en casa son afroamericanos, asiáticos, hispanos, u otro minoridad.

Las mejores estimaciones dicen que la educación en casa crece rápidamente, casi 10% cada año. Esto significa que aproximadamente 5.5 millones de niños han sido educados en los Estados Unidos este año—y la gama de familias es increíblemente diversa.

Beto y Liz tomaron esta decisión—y se mudaron a un apartamento estudio para hacer más fácil este cambio de estilo de vida.

“Esto nos ayudó mucho con las finanzas,” dice Liz. “Sabíamos que fue un sacrificio que teníamos que hacer, pero estaba bien con nosotros.”

Liz empezó a enseñar a las niñas en el comedor y experimentó al principio con la idea de la educación “autodirigida.”

“En el primer año, tomé tiempo libre para reconectarme de nuevo con ellas porque me sentía desconectada con ellas,” dice Liz. “[Antes] no llegaba a casa hasta las 7:00 de la noche cuando trabajaba en el sistema pública, así sentía la necesidad de reconectar con mis hijas y conocerlas mejor. Esto realmente me ayudó mucho a entenderlas mejor y conocerlas otra vez. Desde entonces, empezamos a integrar más la materia escolar.”

Ella cree que la educación en casa “puede tomar muchas formas” y no es una cuestión de sus habilidades como maestra profesional, sino una cuestión de inculcando a ellas “quien soy yo y lo que ellas pueden aprender de mí.”

“Es el aspecto maternal que vino de mí—en mi paciencia y deseo de informarlas tan mucho que podía. No escribo lecciones formales como antes cuando era maestra, diciendo, ‘Vamos a hacer esto, después un examen, y toda esta tarea.’ No, no es lo que hago ahora.”

Las niñas ahora tienen 11 y 7 años, y les encanta el trabajo escolar en el comedor—y por donde quieren.

“Estamos felices en casa,” dice Liz. “Nos gusta hacer artesanías y arte, todas estas cosas. Salimos con amigos, pasamos tiempo con familiares. Compramos un currículo y hacemos conversaciones abiertas y empezamos a hablar de todas las cosas con ellas. Contestamos todas sus preguntas. Creamos oportunidades y momentos. Si vemos que hay algo que les interesa, lo seguimos tan lejos que quieren. Esta es nuestra forma de educar en casa. Elegimos un libro, y empezamos a leerlo y buscar información.”

Beto sigue trabajando en el sistema púbico y está en su cuarto año como profesor.

“Los maestros que descubren que hacemos la educación en casa me dicen, ‘Tú eres una gran contradicción,’” dice Beto. “[Pero], yo creo que estoy haciendo lo mejor para mis hijas y nuestra familia. Como maestro, intento enseñar lo mejor que puedo, y traigo los mismos valores que tengo en casa a mi aula.”

Numerosos padres de la educación en casa, entrevistados por el Conejo Guardian, han expresado gran alivio en evitar las ideologías peligrosas y dañosas en la materia racial y sexual que está presentada hoy en los salones de clase K-12.

“Definitivamente hemos evitado un [montón de problemas],” Liz dice, riéndose. “Es un gran susto ver [estas agendas] pasando tan rápidamente, siendo aceptadas en el sistema escolar y la sociedad en general. Empiezo a ver que hay todas estas cosas que no quiero que sean enseñadas en las escuelas públicas, así que yo sé que tomé la decisión correcta de sacar a mis hijas del sistema.”

De hecho, la razón más prominente por el cual los padres eligen a educar en casa es la preocupación de los entornos escolares, según el Instituto de Investigación Nacional del Hogar. Pero, muchos hispanos “se sienten que no tienen ningunas otras opciones, que no tienen una voz,” dice Beto.

“Ellos aceptan todas estas cosas y dicen, ‘Tengo que enviar a mis hijos o hijas a la escuela pública, así que el estado puede decidir lo que debe enseñarles. Tenemos que aceptarlo porque los dos de nosotros trabajamos,’” explica Beto. “Están muy ocupados con dos trabajos tratando de ganarse la vida. En muchas comunidades latinas, los padres creen que el profesor y el estado toman las mejores decisiones para ellos…Muchos de estos padres tienen miedo a decir algo diferente.”

Dentro de su comunidad de amigos y familiares, Liz y Beto son la excepción cuando habla de la educación en casa.

“Recibes reacciones diferentes de la gente,” dice Liz. “Algunos son ofendidos porque casi estás desafiando su estilo de vida solamente por vivir tu propia vida. Es cómico las reacciones que recibes.”

Como profesores calificados, los dos creen que todos los padres son capaces de enseñar a sus hijos en casa.

“No necesitas credenciales para educar en casa,” continúa Liz.

Un estudio por la Universidad de St. Thomas muestra que los estudiantes de casa tienen una tasa de finalización 10% más alta que los estudiantes de la escuela pública. Un investigador del Instituto de Investigación Nacional del Hogar, Brian Ray, escribe que los estudiantes de la educación en casa sacan notas 15% a 30% mejores en los exámenes académicos estandarizados.

Pero, para Beto y Liz, los beneficios son muchos mas grandes que la preparación académica.

“Hay sacrificios que hemos hecho como resultado de esta decisión, pero la oportunidad de estar en casa y conocer mejor a mis hijas en un nivel profundo, y estar por ellas en maneras que antes no pudiera hacer—es algo inestimable,” concluyó Liz.

Joel Kilpatrick
Joel Kilpatrick
Joel Kilpatrick is a writer and journalist.

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